Ruecas Huicholas
Aruna y yo llegamos a Puerto Vallarta en junio de 1991. No pasó mucho tiempo antes de que conociéramos a un Huichol que vendía bisutería de abalorios en la calle, su nombre era Rosendo. Nos hicimos amigos rápidamente; lo invitamos a nuestro barco en el puerto y él nos invitó a visitar a su familia en la Sierra. Allí conocimos a su madrastra, Silvina, quien hacía hermosas bolsitas de doble tela con muchos diseños intricados tradicionales.
Descubrimos que Silvina hilaba su lana con sólo un huso de mano que ella rodaba contra su pierna. Este es un método extremadamente lento para producir lana. Debido a que muy pocos tejedores huicholes trabajaban con lana estos días, casi todos usaban hilo de acrílico de tipo comercial. Tejer diseños finos en tela doble es un arte altamente especializado el cual inevitablemente toma mucho tiempo, mas el resultado vale el tiempo y esfuerzo invertidos. Como en cualquier otra ocupación en la que el costo del tiempo y habilidad son muy grandes comparadas con el costo de los materiales, hay una ley que dice: “Para obtener los mejores rendimientos por sus esfuerzos, el artesano debe usar los mejores materiales posibles”.
Hicimos un plan para desarrollar ruecas para los tejedores huicholes utilizando el patrón para una rueca que yo había diseñado y fabricado en Inglaterra. El uso de lana, un producto local y, por lo tanto, de bajo costo, desaparecía rápidamente. Una buena rueca, simple y lo suficientemente robusta como para soportar el uso en los ranchos ubicados en la montaña, podría desempeñar un papel clave en el restablecimiento del uso de lana real. Los artículos tejidos terminados obtendrían un precio mucho más alto por la misma cantidad de trabajo con un costo material menor o nulo.
Hilar es la habilidad de sacar lana de una manera constante, retorciéndola y enrollándola. Con una rueca, la lana se extrae a mano como antes, al mismo tiempo que se controla la torsión, pero ahora el proceso de hilar está mecanizado mediante el uso de una máquina de pedal de pie que deja las dos manos libres para trabajar. Es de esta manera que la eficiencia de una rueca acelera el proceso de hilar lana sin cambiar la naturaleza del producto terminado que aún es “lana hilada a mano”.
Vimos el gran potencial que la rueca tenía para gente como los huicholes. Con ese entendimiento fue muy fácil prometer a Silvina que le haría una rueca. Mas tal promesa, hecha tan rápidamente, selló mi destino por los próximos meses.
Las seis primeras ruecas
Nos mudamos a La Cruz de Huanacaxtle, un pequeño pueblo de pescadores a 30 kilómetros al norte de Puerto Vallarta, en el estado de Nayarit. La capital de Nayarit es Tepic, tres horas más al norte. El gobierno del estado en Nayarit tiene un departamento dedicado al desarrollo de artesanías y dado que la mayoría de los artesanos en este estado son Huicholes o Cora, este departamento se ocupa principalmente de estos dos grupos étnicos. Sucede que la persona que dirigía dicho departamento estaba construyendo su casa en La Cruz de Huanacaxtle y dado que es una ciudad muy pequeña, era inevitable que tarde o temprano nos encontráramos. Cuando nos conocimos le interesó la idea de la rueca y nos pidió que hiciéramos 5 para su departamento e incluso nos dió un anticipo para poder comprar materiales y comenzar.
Con ayuda local, encontré una madera que se encorvaba bien con vapor y obtuve la suficiente para hacer las ruecas. El diseño era muy robusto y simple; una bobina de alimentación frontal y un sólo poste de madera torneado con las patas firmemente unidas. El carpintero del pueblo me prestó su taller y su torno y aunque el equipo era increíblemente rudimentario, a fuerza de una extensa improvisación de aproximadamente tres meses en el espacio hice las 6 ruecas. Cinco ruecas fueron a Tepic y la sexta la presenté orgullosamente a Silvina.
Naturalmente, estábamos muy contentos de haber podido cumplir nuestra promesa, pero cuando nos dimos cuenta del tiempo, dinero y esfuerzo que tomaba el simple hecho de entregar estas máquinas y capacitar a sus nuevos propietarios, nos dimos cuenta de que nuestro trabajo apenas había comenzado. Hacer las ruecas era sólo el principio: entregar una rueca a una artesana huichola es casi como entregar un auto a alguien que nunca ha visto uno. Debe haber un instructor ahí que con entusiasmo y paciencia demuestre que la cosa realmente funciona y que vale la pena el esfuerzo.
Durante el siguiente año y medio sólo pude viajar a la sierra 4 veces y cada vez me encontraba con algún problema con la rueca. Esto me ayudó a mejorar el diseño de la misma, pero su progreso era intolerablemente lento.
Mientras tanto, me puse en contacto con algunos carpinteros de San Cristóbal de las Casas quienes estaban ansiosos por aprender sobre la construcción de ruecas y se convirtieron en asistentes muy entusiastas y dedicados.
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Adelantos en el proyecto
Después de haber vivido en México durante casi 3 años, dedicándonos a una variedad de cosas, pero siempre orientados hacia el Proyecto de la rueca, decidimos construirnos una base sólida desde la cual pudiéramos actuar con un mayor grado de independencia por lo que creamos una empresa llamada Hikuri Impresiones SA de CV y nuestra primera iniciativa fue imprimir camisetas.
Trabajando con un pequeño grupo de talentosos artistas huicholes elegimos varias de sus imágenes y Aruna, quien es artista gráfica, hizo las intrincadas separaciones de colores. Yo hice una máquina de serigrafía de ocho brazos y una unidad de secado con gas y comenzamos a imprimir camisetas. Esta compañía financió con éxito el proyecto con los huicholes durante los próximos diez años. Trajimos una sucesión de tejedores a la costa para enseñarles a usar las ruecas y después de algunas semanas les proporcionábamos sus propias ruecas, mismas que podían llevarse a casa.
Después del proyecto de las ruecas montamos un taller de fabricación de sandalias. Las tiras para las sandalias, y también para los cinturones, fueron tejidas a mano por artesanas huicholas utilizando el proceso de tejido con telar de baraja. Estas hábiles tejedoras se deleitaban inventando motivos nuevos. Las sandalias de tres puntos producidas tenían el mismo motivo que se usa a menudo en la Sierra Huichol.
Para obtener más información, póngase en contacto con nosotros por correo electrónico, tenemos amplios motivos y registros sobre el proyecto y estaremos encantados de ayudarle en cualquier proyecto serio.
Para una descripción detallada de nuestro proyecto, lea la historia completa aquí